viernes, 26 de noviembre de 2010

Vocativo

El caso vocativo es un caso que se emplea para identificar el nombre al que se dirige el hablante. Se encuentra en latín, polaco, lituano y otras lenguas. Cuando se utiliza un vocativo, el elemento a quien se dirige el hablante se expone, directamente. Por ejemplo, en la oración, «No te entiendo, Juan», Juan es un vocativo que indica el receptor del mensaje, o persona a quien el hablante se dirige.
Algunas lenguas, (por ejemplo, el griego) tienen un caso nominal vocativo particular. En latín, la marca de vocativo de un nombre se corresponde con la marca de nominativo, excepto en el caso de los sustantivos masculinos singulares de segunda declinación. Cuando traducimos nombres latinos al español, solemos emplear el nominativo. En español utilizamos algunas expresiones que sirven para marcar el vocativo, como por ejemplo «¡Oye, muchacho!, ¿dónde está tu hermano?», pero las expresiones vocativas castellanas son interjecciones (¡Oh! y ¡Ah!, acompañadas de un nombre) o verbos en imperativo, no declinaciones del nombre, o se recurre a aislar el nombre entre pausas marcadas en la escritura con comas.
Una expresión en vocativo es una interjección, no cumple función de sujeto ni de objeto y suele emplearse en cualquier tipo de conversación. Ejemplos:
  • Hola, Raquel.
  • ¡Buenos días, clase!
  • No olvides tu traje de baño, Jorge.
  • Jorge, ¿recordaste traer tu bañador?
  • No, Antonio, lo he olvidado.
  • Estoy orgulloso de ti, hijo.
  • Si yo fuera tú, María, estudiaría español en lugar de francés.
  • ¡Adiós, Madrid, que te quedas sin gente!
  • ¡Adiós, paredes!

No hay comentarios:

Publicar un comentario